domingo, 4 de diciembre de 2011

LA CUADRATURA DEL CÍRCULO




Por Marìa Teresa Fuenmayor Tovar 
Helga...Helga...tenía algo de brújula...en el peor sentido de la palabra. No quería decirle "hechicera" porque le daría un halo enigmático que no merecía. Bruja...bruja...brújula...y él permanecía pegado, asido, adherido a ella como si estuviese imantado.
Era de esas mujeres de huesos grandes y movimientos casi varoniles, emanando sin embargo una sensualidad que ponía nerviosos a todos los hombres que se le acercaban y en estado de alerta permanente a las mujeres que les acompañaban.
No era una beldad, por el contrario, tenía un rostro adusto, un bigote incipiente sobre el labio superior que se negaba a depilar diciendo que era "su gancho". Piel blanca, con un tono perlado, y unas cejas gruesas que delimitaban y servian de marco a unos ojos negros "como paraparas-reía ella misma con su voz de bajo profundo".
Sus ojos eran su única belleza. Pero verlos era caer en un abismo profundo, profundo, que hacía olvidar el entorno y envuelto en el cual sólo se podía sentir el vértigo de la posesión repentinamente deseada.
Y él  había caido en ese abismo, víctima de esos ojos que no se cerraban ni siquiera en el momento del climax  en el cual las pupilas contraidas como dos puntitos casi invisibles parecían emitir destellos luminosos de chispeante color azul, dorado, malva...
Y era en ese momento y en el después, cuando ya la laxitud se apoderaba de cada músculo y de cada tendón que le corrían por el cuerpo escalofríos de dicha y de miedo porque era cuando pensaba que esto no podía ser real y de serlo no podía durar. Entonces apretaba los dientes, y apoyada la cabeza con fuerza entre los dos turgentes y sudorosos pechos dejaba escapar un alarido de triunfo, ansia, deseo satisfecho y miedo a la vez...que era como la señal que Helga esperaba para comenzar otra vez los juegos preparatorios del siguiente round que lo dejaba esta vez sí, totalmente sin fuerzas y desmadejado sobre la cama revuelta, en cualquier extraña posición, mientras ella, sorbiendo algún jugo de fruta -era totalmente abstemia- le observaba con esos ojos increíbles y un gesto de burla en sus labios.
FUENTE DE LA IMAGEN: http://epicospensares.blogspot.com/2007/08/mrame.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario