Por: María Teresa Fuenmayor Tovar
El amor se fundió con la noche
y fecundamos millones de estrellas
radiantes de sortilegio.
El amor se llenó de sencillez
y su dulzura
se volvió corazón de arequipe
y ya no fué mas la carnada,
por el contrario,
se volvió cazador para la presa,
sacapuntas para el lápiz,
suspiros para el enamorado.
Llevo tu amor
cambiante y volátil
no como un trofeo
sino como una insignia
que dice a dónde pertenezco.
Sitio web de la imagen: http://www.fondosypantallas.com/wp-content/uploads/2010/08/w097.jpg
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