domingo, 25 de diciembre de 2011

DENTRO


Por: María Teresa Fuenmayor Tovar

El amor se fundió con la noche
 y  fecundamos millones de estrellas
 radiantes de sortilegio.

 El amor se llenó de sencillez
 y su dulzura se volvió corazón de arequipe
y ya no fué mas la carnada, por el contrario, 
se volvió cazador para la presa, 
sacapuntas para el lápiz, 
suspiros para el enamorado. 

 Llevo tu amor cambiante y volátil 
 no como un trofeo
 sino como una insignia 
 que dice a dónde pertenezco.

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