Por: María Teresa Fuenmayor Tovar
mariateresafuenmayort@hotmail.com
Trató de saludarle con amabilidad pero...no pudo. Él se dió cuenta que era inoportuno y su habitual timidez se convirtió casi en desespero. Farfulló algo acerca de una "sinopsis" y Julie recordó apenada que ella misma lo habia citado para ayudarle con esta tarea del liceo. Inventó un dolor de muelas y le hizo prometer que regresaría al día siguiente.
Paul se alejó con su forma caracterìstica de caminar: casi pegado a la pared, con los hombros encogidos,y la cabeza gacha.
Julie se volvió, dió un vistazo en derredor, tomó el paraguas y salió. Junto al granero vió recostado el látigo del Sr. Daniels, frunció el entrecejo y prefirió rodear el galpón ante la perspectiva de otro encuentro indeseable. Subió la colina con algo de dificultad y ya arriba se sentó bajo la vieja encina, se quitó los zapatos, abrió los brazos. unió los dedos pulgar e índice de cada mano y trato de armonizarse y ser una con el Universo:
-Ommmm. ommmm, ommmm.
Poco a poco se fué relajando, sus rasgos crispados se suavizaron y se dijo a sí misma que no permitiría nuevamente que circunstancias externas, problemas .(independientemente que fuesen ajenos o propios) le robaran la paz.
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