viernes, 6 de enero de 2012

M A R


Por: María Teresa Fuenmayor Tovar

Mar bravía, mar en calma,
mar oscura, mar salada.
Mar que traes a mi alma
versos tristes que me llaman.
Mar, tu sal me ha penetrado
y ya arde en mi garganta.
Y como en días pasados
verso, nube, arena blanca.
Tú escuchaste cada queja,
mis gemidos, mis palabras.
Mi secreto has conservado
y tus olas me lo guardan.
Sé que ahora eres salada
-más salada- por mis lágrimas
y te quedaste callada
cuando ante ti abrí mi alma.
Mar bravía o en calma,
tempestuosa, luz y llama.
Vas y vienes cual la vida
que hoy es, mañana cambia
y en tu fondo, en tu suelo
sepultado has mi esperanza.
Sé que no tienes la culpa
de la pena que me mata
pero mi amor se marchó
-y se fue sobre tus aguas-.
Mar bravía -si te escucha-,
mar en calma -si te habla-
dile que no he olvidado
nuestros besos, nuestras cartas
y que se me va la vida
sentada en la arena blanca
oteando el horizonte
y esperando a quien me falta.
Mar oscura, en las noches
es la luna la que marca
cada hora de su olvido
cada gota de mis lágrimas.
Mar brillante, en el día
es el sol el que achicharra
la esperanza que se muere
la alegría que se acaba.
Tus olas que van y vienen
crispadas –marea alta-
no le llevan mis suspiros
no me dicen que me aguarda
ni me mienten su regreso
ni simulan su llegada.
Mar bravía, mar en calma,
mar oscura, mar salada.
Mar que traes a mi alma
versos tristes que me llaman.

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